El jardín de la moda: diseños florales y botánicos

Por William Cruz Bermeo

La naturaleza floral y botánica ha sido fuente inagotable de inspiración para engalanar el cuerpo; sus colores, formas y aromas permiten desplegar el instinto humano por ornamentarse. Ambas han sido materia prima para la producción de colorantes, fibras y fragancias; los diseñadores textiles las han plasmado en sus tejidos y algunos creadores han adoptado flores como su sello distintivo: la rosa de Paul Poiret, la camelia de Chanel, el lirio del valle de Christian Dior o la margarita de Mary Quant. Hoy en día, tras siglos de su implantación en la moda, los diseños de flores y follajes continúan floreciendo.

Comme Des Garçons, por Rei Kawakubo. Otoño de 2012. © Yannis Vlamos/GoRunway.com.

Comme Des Garçons, por Rei Kawakubo. Otoño de 2012. © Yannis Vlamos/GoRunway.com.

En el siglo XVII la indumentaria era ya un jardín florecido en el que tejedores, bordadores y estampadores expresaban su arte impulsados por los gustos de la clientela e influenciados por los exóticos textiles provenientes de Oriente, más las distintas expediciones botánicas que con sus herbarios y dibujos a modo de inventarios servían de guía para el diseño de motivos que cada vez ganaban más realismo; especialmente para el siglo XVIII, cuando en Francia los tejedores revolucionaron el oficio logrando motivos tridimensionales que superaban en verosimilitud a los diseños esquematizados de los antiguos textiles de Oriente. Para ello recurrieron a tonos claros y oscuros, generando la impresión de volumen e introduciendo así los principios de la pintura en el telar. Esto a su vez se tradujo en diseños de flores y ramilletes gigantescos que hacían ver los vestidos como un rebosante jardín del Edén.  Continuar….

Ropa deportiva, del campo de juego a la vida cotidiana

Por William Cruz Bermeo

«La cultura humana brota del juego —como juego— y se desarrolla en el juego

Y-3, por Yohji Yamamoto. París, otoño 2014. © Monica Feudi/Feudiguaineri.Com

Y-3, por Yohji Yamamoto. París, otoño 2014. © Monica Feudi/Feudiguaineri.Com

La cita corresponde a la introducción de Homoludens, el libro donde Johan Huizinga propone que la lúdica ha sido crucial para el desarrollo de la cultura humana. Para él la cultura era el resultado de un juego donde se establece un conjunto de reglas con el cual se instituyen los roles que cada individuo desempeña en la sociedad. Distribuirlos supone distinguir a los integrantes del juego social por sus orígenes, rangos y funciones, mediante signos expresados en la apariencia vestida. Esta misma lógica aplica a los uniformes deportivos, diseñados no solo para distinguir un juego, los jugadores o a un equipo sino también para responder a las necesidades de movilidad física que demanda cada deporte; y aunque la ropa deportiva ha sido creada para dichos fines se ha trasladado de los campos de juego a la vida cotidiana, y de allí a las cumbres más elevadas de la industria de la moda.

 Hacia finales del siglo XIX, bajo la incitativa de crear unos juegos olímpicos, inspirada en la antigua Grecia y teniendo como referencia los juegos realizados en Olimpia desde siglo VIII A. C. hasta el IV D.C., algunos juegos pasarán de ser un entretenimiento a convertirse en deportes modernos puesto que desde entonces contarán «con una institucionalidad» y una «organización selectiva»,  pero no todavía con indumentarias pensadas para su ejecución. Ese será un proceso que se desarrollará a lo largo de los años venideros; por tanto podemos afirmar que la ropa para los deportes es uno de los sucesos relevantes del siglo XX, que surge en respuesta a esa institucionalización del deporte. Continuar…

¿La gente gay tiene un sentido especial para la moda?

Redacción: William Cruz Bermeo.

Podríamos decir que este es un texto escrito a seis manos, sobre el objetivo de la actual exposición que realiza el Museo del Fashion Institute of Technology: reflexionar sobre los aportes de la cultura gay al mundo de la moda. El mismo surge de una entrevista a la Dra. Valerie Steele, una de sus curadoras, realizada por Catherine Villota y William Cruz Bermeo. De modo que mi labor, más que escribir, fue transcribir y conectar las ideas respecto a la pregunta que le da título a esta entrada.

 “Los homosexuales han tenido, y siguen teniendo, más influencia sobre la moda que los francmasones sobre el radicalismo o que los dominicos sobre el Frente Popular”.

 Paul Morand, en El aire de Chanel. 1946.

Portada del libro A Queer history of Fashion: From the Sidewalk to the catwalk.

Portada del libro A Queer History of Fashion: From the Sidewalk to the Catwalk.

Esas fueron las palabras que al parecer le expresó Chanel a Paul Morand, cuando se encontraron en Suiza, recién pasada la Segunda Guerra Mundial, y tuvieron una serie de conversaciones que Morand luego transcribiría y formarían el libro El aire de Chanel. Pero el contexto de esas palabras no es propiamente halagador. La diseñadora expresaba su homofobia argumentando que el homosexual era “enemigo de la mujer, pero al mismo tiempo” estaba “obsesionado con ella”. Su diatriba derivaba en parte de su descontento al ver la moda femenina de la posguerra, caracterizada por cierta aparatosidad y restricción que ella como diseñadora había ayudado a desterrar durante sus gloriosos años de entre guerras. El escenario de la moda ahora estaba dominado por hombres, algunos de ellos homosexuales. Y creía que las fantasías que creaban, —a las que llamaba “poesía costurera”— surgían porque “las locas quieren ser mujeres pero no lo consiguen”.  Continuar…