Por William Cruz Bermeo

Retrato de una Dama, por Rogier van der Weyden. Hacia 1460.
En civilizaciones antiguas pintar el cuerpo fue una práctica bastante común, y llevaba consigo una variedad de connotaciones simbólicas y de funciones sociales que incluían la distinción de género, edad, estado civil; o el paso de una etapa de la vida a otra, entre muchas más.
El maquillaje occidental se inserta en esa costumbre humana de decorar el cuerpo con pinturas, y en nuestra civilización ha mantenido un estatus variable, que va desde la condena hasta su exaltación; prevaleciendo históricamente la condena y conduciendo por tanto al maquillaje a ser metáfora de ocultación de la verdad, o máscara de las realidades. En la práctica, decir que algo es puro maquillaje, o que una cifra o una encuesta están maquilladas, pone en evidencia esa situación, y las connotaciones negativas del maquillaje al relacionársele con el artificio. Pero esto evidentemente no quiere decir que se haya renunciado a los cosméticos y pese a tales connotaciones las mujeres en occidente siempre han recurrido a distintos elementos para retocar y perfeccionar su belleza. Leer Más